La
inversión socialmente responsable (ISR) ya no se considera un nicho de
mercado por las siguientes razones:
- El crecimiento de los mercados de tecnologías medioambientales que permiten reducir la contaminación, crear productos menos contaminantes, utilizar menos recursos ó el reciclaje y reutilización de una parte o del todo.
- Aparición de fondos cotizados que replican al FTSE4Good Ibex y la integración de análisis “extra financieros” a las prácticas de análisis y evaluación financiera, motivados por la demanda de inversores comprometidos con el medioambiente, las desigualdades sociales y la cultura.
- Proliferación de asociaciones sin ánimo de lucro y organismos que conciencian e impulsan cambios que tratan de regenerar nuestras sociedades y estimulan la inversión responsable, algunos ejemplos son: Eurosif, Spainsif, Federación Europea de Bancos Éticos y Alternativos (FEBEA) y la Sociedad Europea de Inversión Ética y Alternativa (SEFEA).
Debemos
hacernos una pregunta, ¿el protagonista de la crisis actual es el modelo
económico ó nuestro comportamiento individual con el dinero? Es preciso cambiar
de paradigma económico y basarlo en la responsabilidad de los individuos. De
aquí radica la idea de ejercer nuestra libertad y tomar decisiones conscientes
en su uso.
La banca
ética crea un modelo de economía sostenible con el entorno y las personas;
conecta a ahorradores y emprendedores; carece de ánimo de lucro en el reparto
de dividendos, destino de los excedentes y salario de los directivos, en
definitiva una entidad financiera pensada, construía y sostenida sobre
criterios éticos positivos y negativos.
Algunos de
los criterios éticos positivos son: el respeto de los derechos humanos
emergentes (derechos que surgen de las transformaciones que provocan en la
sociedad actual el cambio tecnológico y la globalización: http://www.idhc.org/eng/documents/CDHE/DDHE.pdf);
cuidado de la biosfera y utilización de energías medioambientales; apoyo al
desarrollo local con prácticas y recursos que se reinviertan en la comunidad;
fomento del consumo justo y responsable de bienes de primera necesidad y de
lujo; protección de los discapacitados y prácticas fundamentadas en la igualdad
de oportunidades; fabricación de productos que generen un valor social;
proyectos que ofrezcan transferencia de conocimientos y tecnología a los países
en vías de desarrollo.
Algunos de
los criterios éticos negativos son: prohibir la inmersión en empresas
que fabriquen o desarrollen productos o servicios de armamento; tabaco;
alcohol; pornografía; juego; drogas; mafia; ejército; explotación laboral;
contaminación del agua, aire o suelo; manipulación genética de seres vivos;
experimentación científica con animales; creación, desarrollo y uso de energía
nuclear; tala indiscriminada de bosques y uso insostenible de los recursos
naturales; deslocalización; diferencias salariales; discriminación sexual;
apoyo a partidos políticos o regímenes dictatoriales; especulación financiera y
evasión de impuestos.
Debemos tener presente el siguiente sueño: una sociedad más ética y solidaria, concienciada con las desigualdades y dispuesta a promover proyectos que impliquen un cambio en la dinámica de vender más y ganar más sin un equilibrio de todos los agentes integrantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario